"A diferencia de los objetos que usamos para cumplir funciones prácticas en la vida cotidiana, la joyería no tiene una finalidad funcional. Esa aparente inutilidad es lo que la convierte en algo tan especial. No se trata solo de embellecer, sino de diferenciarse, de dejar una huella de quién somos. Cada pieza es un reflejo de nuestra identidad, un canal para expresar nuestras creencias, nuestra conexión con el pasado. La joyería se convierte en un testimonio de nuestras raíces, un medio para contar historias y transmitir lo que realmente importa."